Redes sociales y salud mental

Redes sociales y salud mental

En los últimos años, las redes sociales se han convertido en una extensión de nuestra vida diaria: ahí trabajamos, conectamos, nos inspiramos y, claro, también perdemos horas scrolleando sin darnos cuenta. Pero más allá del entretenimiento, ¿qué tanto pueden afectar nuestra salud mental?

Lo primero que hay que entender es que no todas las experiencias son iguales. Para algunas personas, las redes son un espacio de apoyo, creatividad y hasta de comunidad; para otras, pueden detonar ansiedad, comparación constante o sensación de aislamiento. Y la diferencia no siempre viene de las plataformas, sino del uso que les damos.

Uno de los factores más estudiados es la comparación social. Cuando vemos vidas “perfectas” —viajes, cuerpos ideales, logros profesionales— es fácil caer en la trampa de medir nuestra vida con una versión editada de la de alguien más. Esto puede generar baja autoestima o insatisfacción. Pero ojo: no es que “las redes sean malas”, sino que el contenido que consumimos influye directamente en cómo nos percibimos.

Otro punto clave es el tiempo que pasamos conectados. Un uso prolongado puede afectar nuestro sueño, niveles de estrés o incluso nuestra capacidad de concentración. Sin embargo, también es cierto que usarlas de forma consciente —como seguir cuentas que aportan, limitar el tiempo o hacer “limpiezas” de contenido— puede mejorar muchísimo la experiencia.

Las redes también pueden tener un lado positivo y necesario: acceso a información, espacios de expresión, comunidades de apoyo emocional y movimientos sociales que generan cambios reales. El problema aparece cuando dejamos que sean nuestro único punto de referencia o nuestro “descanso automático”.

Al final, no se trata de satanizar las redes sociales, sino de entender qué papel juegan en nuestro estado emocional. La clave está en preguntarnos: ¿cómo me hace sentir lo que consumo?, ¿qué tanto me comparo?, ¿qué tanto interrumpe mi día? A partir de ahí, ajustar lo necesario.

La salud mental es un equilibrio, y las redes sociales pueden sumar o restar según cómo las usemos. Lo importante es recordarnos que la vida real no cabe en un story… y está bien.

Redacción: #TQHTeam

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