El hígado graso se ha convertido en uno de los problemas de salud más comunes en los últimos años, y aunque tiene varias causas, una de las más relacionadas con su aparición es el consumo excesivo de azúcar. La pregunta es: ¿cuánto azúcar podemos consumir al día sin poner en riesgo a nuestro cuerpo?
Expertos en nutrición coinciden en que el cuerpo puede tolerar ciertas cantidades de azúcar sin afectar el funcionamiento del hígado, siempre que provengan de una alimentación equilibrada. La recomendación general es limitar los azúcares añadidos —es decir, los que se encuentran en bebidas, postres, pan dulce, salsa cátsup, cereales procesados y un largo etcétera— para evitar sobrecargar este órgano.

La cantidad sugerida suele traducirse en entre 6 y 9 cucharaditas de azúcar al día como máximo, dependiendo de la edad, el nivel de actividad y las necesidades de cada persona. Esto equivale aproximadamente a lo que trae un refresco pequeño, lo cual deja claro lo fácil que es rebasar este límite sin darnos cuenta. Cuando el cuerpo recibe más azúcar de la que puede manejar, el hígado transforma ese exceso en grasa… y ahí es donde comienzan los problemas.
Reducir su consumo no significa dejar de disfrutar cosas dulces, sino aprender a identificar dónde se esconde el azúcar añadida. Leer etiquetas, preferir alimentos naturales y optar por bebidas sin azúcar puede marcar una gran diferencia.
Además, mantener un estilo de vida activo ayuda al cuerpo a procesar mejor la glucosa y evitar que el hígado acumule grasa innecesaria. En pocas palabras: el azúcar no es el enemigo, pero su exceso sí. Con pequeñas decisiones diarias podemos cuidar el hígado y prevenir complicaciones a futuro sin necesidad de dietas extremas.
Redacción: #TQHTeam

