En un hecho que parece sacado de una película de ciencia ficción, Thaddeus se convirtió en el protagonista de una historia tan sorprendente como real: nació en 2024 a partir de un embrión que estuvo congelado por más de 30 años. Sí, ¡tres décadas!
Este pequeño vino al mundo gracias a un proceso de fertilización in vitro (FIV) poco común, en el que se utilizó un embrión donado y criopreservado desde principios de los años 90. Sus padres adoptivos, una pareja estadounidense que decidió formar su familia mediante la adopción de embriones, nunca imaginaron que el embrión elegido tendría tanta historia detrás.
Lo más curioso es que Thaddeus técnicamente es contemporáneo de los millennials, pero apenas acaba de nacer. Su desarrollo embrionario quedó “pausado” en el tiempo gracias al nitrógeno líquido a -196 °C, un método que permite conservar embriones indefinidamente. Y aunque los nacimientos por embriones congelados no son nuevos, el caso de Thaddeus rompió récords por la antigüedad del embrión utilizado.
Este tipo de procedimientos abre muchas conversaciones: ¿qué significa nacer en otra generación biológica?, ¿cómo cambia esto la idea de maternidad, fertilidad y tiempo? Más allá de la ciencia, la historia de Thaddeus es un ejemplo del avance de la tecnología reproductiva y también de las nuevas formas de construir familia.
Hoy, Thaddeus es un bebé sano, amado y lleno de posibilidades, sin importar que su “vida en pausa” haya durado más de tres décadas.
Redacción: #TQHTeam